Page 120 - Glosario imposible
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Aida Sánchez de Serdio
absoluto se tratara. Por el contrario, es necesario alcanzar una “confianza razonable” y razonada, que se basaría en la experiencia, el diálogo, el relato y el testimonio compartidos, pero también en la capacidad de esperar, suspender el juicio y perdonar las vulneraciones de la confianza depositada si estas se deben a errores involuntarios, malentendidos, etcétera10.
Finalmente se apunta un detalle importante: la confianza es una relación recíproca y, por lo tanto, es necesario plantearse también qué implica ser digno de confianza, qué inspección reflexiva de nuestras emociones e intenciones y qué escrutinio ajeno comporta asumir este compromiso:
La confiabilidad real, como la confianza real, implica sentimientos, creencias e intenciones, que a veces pueden ser falsificadas. La persona en la que confiamos sentirá cierta preocupación por esta confianza, y esta sensación será especialmente evidente si las cosas van mal. Creerá que ella es responsable de lo que se le confía e intentará cumplir con esa responsabilidad de manera competente
y con gusto. “Con gusto” excluye no solo el resentimiento de la responsabilidad, sino también un peso demasiado calculador de los costes que conllevan la falta de confianza y los beneficios de la confiabilidad11.
Así pues, los diferentes debates sobre la noción de confianza, de
los que los presentados aquí no son más que una pequeña muestra,
ponen un amplio rango de concepciones a nuestra disposición: la confianza personal u organizacional, la confianza como sentimiento,
como producto de la familiaridad, como valor moral absoluto, como decisión deliberada, como compromiso, como negociación, como apuesta, como acto de fe, como estrategia interesada... La posición que adoptemos en este repertorio condicionará el sentido político y ético de la relación que se establezca, la cual, recordemos, nunca es algo aislado
o meramente personal.
10. Baier, op cit.; Calvo, op cit. 11. Baier, op cit., pp.112-113.
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