Page 64 - Glosario imposible
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Selina Blasco y Lila Insúa Obra
percepción estética o que únicamente se sitúan como tales desde el ataque
de quienes se arrogan el patrimonio de las formas de la tradición, aunque
sea una tradición inventada antes de ayer. De la cultura como acumulación
de signos en continua disputa y como proceso cambiante y conflictivo, así como de la esencia política de la cultura popular y el folklore, fundamentales en la construcción de los imaginarios en tanto que reifican modos de hacer y formas de vivir en nuestra realidad social, han escrito Rubén Martínez y Jaron Rowan8. Que el paradigma estético no es una mera formalidad ha sido un tema debatido desde que el 15-M abriera la posibilidad de que, a partir del común que potenciaron las plazas, los procesos políticos trajeran lo que llamamos aquí “nuevas obras” o, de forma más radical, las obras por antonomasia. Sobre su potencial para construir mundos posibles, y sobre la frustración que suscita mantener una estética de lo conocido solo aparentemente aséptica
en lo político, también han surgido debates que, en virtud de las opiniones encontradas que suscitan, se evidencian como necesarios9.
El contexto que aquí manejamos “implica que la obra amplía las posibilidades vitales que habitamos, de las que hacemos uso”10; implica articular, producir y distribuirla en el seno de lo social experimentando nuevos modos de hacer política, de habitar y pensar la territorialidad, el espacio de la calle y los mecanismos de participación ciudadana. El sentido de lo institucional es importante en este contexto. Durante años, las instituciones del Estado han invertido cantidades astronómicas de dinero en amueblar desde cero centros de arte contemporáneo que han crecido como setas antes de que se definiesen sus objetivos y contenidos. De esta situación se beneficiaron las obras museables y el mercado del arte. En la programación de los nuevos museos estatales de arte contemporáneo, las prácticas colaborativas o han sido inexistentes o han ocupado espacios residuales. El hecho de que, en su propia esencia, estas “obras” lleven inscrita la resistencia al museo no es excusa para justificar su invisibilidad oficial. En el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, por acudir a un ejemplo paradigmático, su presencia se ha dejado sentir en el Departamento de Programas Públicos. Aunque este nombre, elegido intencionadamente, refleje la voluntad de recoger prácticas del común, sus políticas se desarrollan en un mundo paralelo al de la colección permanente,
8. Rubén Martínez, “Tu cultura es algo ordinario”, <www.nativa.cat/2014/07/tu-cultura-es-algo-ordinario/>, y Jaron Rowan, “Operación: politizar la cultura popular”, <www.eldiario.es/cultura/ cultura-comun_0_446906228.html>. Glosas a posteriori de estas reflexiones en los tweets de ambos: @RubenMartinez y @sirjaron.
9. Jaron Rowan, “He visto unicornios caer del cielo en el Palacio de Vistalegre”, 18 de octubre de 2014,
<www.demasiadosuperavit.net/?p=266>.
10. Información extraída de la web de Los Equipos Fiambrera, <www.sindominio.net/fiambrera 64 /teoricos.htm>.