Page 32 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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2 Lope Huerta, Arsenio Otras histo- rias de Alcalá, Alcalá de Henares, Mingaseda, 2006.
3 Alcalá de Henares, 1877.
4 La Magistral de Alcalá y la Diócesis de
Madrid, Alcalá de Henares, Impren-
ta y Librería de F. García, 1885.
5 Alcalá de Henares, Establecimiento
Tipográfico de F. García, 1879.
6 Tomo 1, Alcalá de Henares, Impren- ta F. García, 1882; tomo 2, Madrid, Establecimiento Tipográfico de E.
Alegre, 1883.
7 Madrid, Imprenta Española, 1866.
los Pinos y el otro el parque O’Donnell. Mejoraron la traída del agua y el alcantarillado, edificaron un nuevo cementerio, que debía de llamarse de San Roque y no solo Municipal2.
Esteban Azaña fue heredero de una importante fortuna acumulada por su familia: tierras, una central eléctrica, una cerámica, una fábrica de jabón, un molino de chocolate, inmuebles, etc. Lo que, creemos ya haberlo dicho, le permitió llevar una vida desahogada, en suma. También tuvo tiempo para producir algunas obras literarias e históricas. A él le debemos Ludivina 3, una novela de costumbres que publicó en 1877. Asimismo, y en 1885, da a la luz un pequeño trabajo en el que exigía, ante la creación de la nueva Diócesis Episcopal de Madrid, el respeto y distinción a la iglesia de los Santos Justo y Pastor como iglesia magistral, única en España en llevar ese título y que en el mundo tan solo lo comparte con la iglesia de San Pedro de Lovaina, en Bélgica.
Además, solicita que el nuevo seminario se instale en Alcalá4. Llevado de su declarado cervantismo, dirige al Consistorio Municipal una Memoria del Acuerdo del Ilustre Ayuntamiento de Alcalá de Henares para la erección de un monumento a Miguel de Cervantes Saavedra. Presentada a dicha Ilustre Cor- poración por el Presidente de la misma don Esteban Azaña 5. Poco tardaría en llevarse a cabo el proyecto y el 9 de octubre de 1879 se inaugura, en la plaza de Cervantes, la escultura realizada por Carlo Nicoli.
Pero no podríamos terminar este leve retrato sin referirnos a su faceta como historiador. Es así como entre 1882 y 1883 publica en dos tomos su Histo- ria de la ciudad de Alcalá de Henares, antigua Compluto 6. Al parecer, en su redacción no le faltó el apoyo ni la documentación que había recogido otro alcalde de Alcalá, Francisco de Asís Palou, para la redacción de su malogra- da e inacabada obra Historia de la ciudad de Alcalá de Henares 7. Palou solo publicó la primera parte, que iría “desde la Antigüedad más remota hasta la Reconquista”. Su obra fue mal acogida y ante las críticas recibidas, y con gran amargura, debió de entregar toda la documentación acumulada a su amigo Esteban Azaña, a quien también ayudó –en opinión de ese gran bibliófilo alcalaíno, don Julio San Luciano, amigo del filipense Padre Le- canda y de José María Vicario, y cuyos hijos, Julio y José María, siguen en esa encomiable afición–. Su biblioteca particular es de las importantes de Alcalá, de sus historias y sucesos. Don Julio afirmaba que la esposa de Es- teban Azaña, Josefina, tampoco fue ajena, colaborando en las investigacio- nes del autor; y que, digámoslo ya, fue condecorado con la Orden de Car- los III por su actuación en una de las asonadas contra la reina, quien llegó a ofrecerle un título nobiliario que rechazó a instancias de su padre, quien con frecuencia le obligaba a ello al grito de “nosotros somos republicanos”.
Dicho queda más atrás que tuvo cuatro hijos en su matrimonio: Gregorio, Manuel, Josefina y Carlos. Asimismo, fue socio fundador de la benemérita
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