Page 33 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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Sociedad de Condueños de los Edificios que fueron Universidad8, creada en 1850 para impedir que especuladores como el conde De Quinto siguie- ran en su proyecto de demoler algunos edificios, al tiempo que proseguía su labor destructora de la obra cisneriana y al saqueo de sus bienes, cuya subasta había sido aprobada por reales órdenes el 11 de enero y el 28 de marzo de 1846. Esteban Azaña nació en 1850, por lo que sería su padre quien puso la lámina de los Condueños a su nombre, niño aún. Sería así el condueño más joven de su historia.
Digamos, para terminar estas referencias, que los Azaña fueron, varios de ellos, socios fundadores y aun presidentes –Gregorio Azaña lo sería en 1902, 1905 y 1906– y miembros de su Consejo de Dirección; no antes sin señalar el escándalo sufrido por la familia al conocer que Esteban Azaña, viudo ya, hubiera tenido una relación sentimental con una de las sirvientas de su casa. Se llamaba María Jesús Vicario y ambos contrajeron matrimonio in articulo mortis. “Ella jamás se hará llamar viuda de Azaña”, exclamó con ira contenida un familiar. Pero ella lo fue, casi sin duda. Se inicia así un pleito que dura hasta 1898, cuando se llega a un acuerdo y al pago de una pensión. Nueve años habían pasado desde la muerte de Esteban Azaña y buena prueba de la existencia del matrimonio contraído.
Son los años en que Manuel Azaña llama al hogar familiar “la casa triste”, ante el ambiente que reinaba en el viejo y espléndido edificio de la calle de la Imagen, domicilio familiar de los Azaña hoy habitado y cuidado con esmero por la nieta de Gregorio, María José Navarro Azaña. Mansión que he visitado en diversas ocasiones y que siempre abandono con la impresión de haber penetrado en un recinto alcalaíno de excepción, que, al término de la Guerra Civil, fue vilmente saqueado y, hasta para más agravio, con- vertido en sede de la Falange.
Pero hora es llegada de hablar de Manuel Azaña y de sus primeros años mozos pasados en Alcalá, incluso de sus primeras aventuras periodísticas.
Para ello debemos acudir al excelente libro Tres siglos de prensa en Alcalá, 1706-2004, escrito por M. Vicente Sánchez Moltó y José Félix Huerta Velayos9. En dicho trabajo, en el capítulo firmado por José Félix Huerta, el autor nos cuenta que fue en el periódico Brisas del Henares donde Manuel Azaña y su amigo para siempre José María Vicario escri- bieron sus primeros artículos, cuando el primero tenía apenas diecisiete años. En dicho periódico colaboró también Joaquín Creagh, quien, a pesar de tener que abandonar Alcalá, mantendría su amistad con Azaña y Vicario. Otros colaboradores fueron Francisco Huerta, Marcelino de Pedro, etc. Y aunque pocas veces se menciona, Manuel Azaña publicó también un artículo en El Heraldo de Alcalá, “Carta abierta”, en el que narraba la historia de Brisas del Henares, según nos cuenta José Félix Huerta en el libro citado.
8 Sobre bibliografía de los Condueños, véanse: García Gutiérrez, Fran- cisco, La Sociedad de Condueños, Madrid, A. G. Luis Pérez, 1986; Fernández Majolero, Jesús, Breve historia de la Sociedad de Condueños, Madrid, Gráficas Ancora, sin fecha; VV AA, La Sociedad de Condueños ante la Historia, 1850-2000. Entre el sueño y la realidad, Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá y Sociedad de Condueños, Gráficas Algorán, 2000; y Lope Huerta, Arsenio, La Sociedad de Condueños, 1850-2000, del des- encanto a la esperanza, Alcalá de He- nares, Gráficas Algorán, 2000. Este último libro es, básicamente y con algunos anexos añadidos, la conferen- cia que, como presidente de la Socie- dad de Condueños, tuve el honor de pronunciar en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá con motivo del Annua Commemoratio Cisneriana.
9 Madrid, Fundación Diario de Alca- lá, 2004.
32 arsenio lope huerta



























































































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