Page 398 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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16 Azaña y la política de México hacia la República española. Discurso pronun- ciado por el Lic. Isidro Fabela en el Teatro de las Bellas Artes, de México, el día 3 de noviembre de 1942, Méxi- co, Publicación de España con Hon- ra, 1943, p. 21.
17 Albornoz, Álvaro de, “Manuel Aza- ña”, en El Nacional, 3 de noviembre de 1943.
18 Izquierda Republicana, año II, núm. 14, México, D.F., 15 de septiembre de 1945.
19 Izquierda Republicana, año II, núm. 14, México, D.F., 15 de septiembre de 1945.
la señora Dolores de Rivas Cherif, viuda de Azaña, el secretario de Gober- nación, Miguel Alemán Valdés, y los jefes de Misión. En ocasión tan so- lemne destacó al
español modernizante que pugnaba por una España libre en el interior e independiente en lo externo; y no por una España sin problemas, sino por una España palpitando con los problemas del mundo y cooperando a su resolución en el concierto de las naciones. Su ideal estaba fundado en una España internacional, con personalidad propia, que interviniera con derecho en los destinos del mundo16.
Un año después, el 3 de noviembre de 1943, en el diario El Nacional apa- reció el artículo de Álvaro de Albornoz intitulado “Manuel Azaña”, donde recordaba, tal como si viviera esos momentos, cuando Azaña pronunció el “gran discurso” dicho en el “Salón del Consejo de Ciento de Barcelona”. Fue su último discurso, pero qué gran discurso. “Con hondo temblor de emoción, con esa honda emoción de los hombres fríos que conmueve has- ta las piedras, dijo las tres palabras que son a la vez un testamento y un programa para España: ¡Paz! ¡Piedad! ¡Perdón! Palabras dignas de ser escul- pidas como el más glorioso epitafio sobre una tumba que algún día España honrará y bendecirá”17.
En uno de tantos diarios y revistas del exilio español que se publicaban en México, tenemos que el periódico Izquierda Republicana daba cuenta a sus lectores del acto que se celebró en Montauban en memoria de Azaña, rea- lizado el 27 de mayo de 1945. Entre las cosas importantes que sintetizó y reprodujo fueron las palabras del gran hispanista francés, Jean Cassou, que intituló su cuartilla “¡Gloria a Azaña!”, y termina con un “¡Viva la Repú- blica española!”18.
En la misma edición de este periódico hay un recuadro con palabras de Augusto Barcia sobre Azaña, en donde aseguró que la obra asombrosa de este republicano español fue que
enseñó a pensar políticamente al pueblo español. Como lo escribió Amós Salvador, con acierto insuperable, antes de Azaña las ideas del pueblo español en materia política eran anticuadas, vagas en incoheren- cia. En los discursos de Azaña hay no solo una filosofía política, una teoría del gobierno y de la organización y administración del país, sino conceptos clarísimos y eminentemente prácticos de lo que en un régi- men liberal significan y representan la Nación, el Parlamento y el Go- bierno. Las concepciones políticas de Azaña están ahora en vigencia19.
En las ediciones de Cuadernos Americanos, correspondiente al número 17, salió a la luz La apacible locura. Segunda parte de “El hombre del búho. Mis- terio de una vocación” (1951) de Enrique González Martínez. Gran escritor
permanente presencia de azaña en méxico 397























































































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