Page 78 - Nada temas, dice ella
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una «ejemplaridad omnivalente.»4 El episodio que determina el comienzo de estas representaciones es el hallaz­ go en Málaga de su mano izquierda, custodiada en un relicario, durante las operaciones de ocupación del ejér­ cito franquista. La noticia, publicada por el ABC de Sevilla el 18 de febrero de 1937, e interpretada de inmediato como signo de la asistencia divina a la «cruzada», tendrá como consecuencia la recuperación de numerosos este­ reotipos elaborados sobre la figura y la obra teresianas a partir de los pro­ cesos de beatificación y canonización readaptados a las urgencias del mo­ mento, sin excluir la demonización del enemigo, como se colige del título del artículo de Silverio de Santa Teresa «La mano de la Santa redimida de la esclavitud bolchevique».5
El acto de desagravio por la profa­ nación de la reliquia tuvo lugar en la catedral de Salamanca el 21 de febre­ ro. En aquella ocasión se relanzó el tópico de «santa de la raza», poniendo en conexión el magisterio espiritual de Teresa con la espiritualidad de España, de la que daban testimonio
la Reconquista, la civilización de América, además de Trento y Lepan­ to. Se subraya la coincidencia pro­ videncial de la llegada de la reliquia a Salamanca, «corazón de España y donde reside su Caudillo en la lucha por la espiritualidad y la civilización cristiana. Es presagio de bendición
y victoria».6
En poco tiempo vuelven a adquirir vigor los estereotipos elaborados en los anteriores centenarios teresianos. En especial, con ocasión del Tercer Centenario de la Canonización, ce­ lebrado en 1922 en un clima de gran fervor patriótico con el patrocinio
de Alfonso XIII, de la nobleza, el ejército y la jerarquía eclesiástica,
la santa carmelita se consagra como autorizada representante de la unidad hispánica. El aniversario coincidía con una amplia propaganda del mito de
la hispanidad y de la raza con el fin de volver a estrechar lazos –en nombre
de una común identidad cultural, religiosa y espiritual– con las antiguas colonias españolas. En este contexto, la prosa «castiza» de Teresa es «honra de nuestra raza» –según se lee en el Real Decreto con el que Alfonso XIII la declaró Santa Patrona del Cuerpo y Tropas de Intendencia. La codificación de Teresa como «santa de la raza», en cuanto descendiente de «cristianos viejos», y por lo tanto personificación de los valores hispánicos, queda corro­ borada con la monumental biografía de Gabriel de Jesús, publicada con el título La Santa de la Raza.7
Durante la guerra civil española
se va concretando una utilización de Teresa como exemplum vitae para las falangistas. En 1937 la santa carmelita es proclamada patrona de la Sección Femenina por Pilar Primo de Rivera, hermana de José Antonio y presidenta de la organización. La elección fue
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