Page 79 - Nada temas, dice ella
P. 79

justificada por las analogías que al parecer existían entre la «misión de fundadoras» de las falangistas y la de Teresa: «de una manera callada, sin exhibiciones y sin discursos, porque esas cosas no son propias de mujeres, sino, sencillamente como lo hizo Teresa».8
Aunque el patronazgo nunca fue reconocido por el Vaticano, la Sección Femenina fue la organización que más se destacó en la difusión de un modelo de «feminismo cristiano» en contra­ posición al republicano.9 Esta cons­ trucción encontrará el apoyo, hasta la década de 1960, de una proliferación de manuales, obra de religiosos, polí­ ticos y escritores que propagarán una imagen de la mística carmelita que «prefería la rueca a la pluma», homo­ logada en un mismo destino normati­ vo y simbólico con la reina Isabel de Castilla.
Teresa, representada en el cuadro de José María Sert como símbolo de la intercesión en favor de los «márti­ res nacionales», se convierte en la santa preferida de Franco y su protectora durante la «cruzada» y en el ejercicio del poder. La conquista de Madrid, que tuvo lugar en coincidencia con el día de su nacimiento –el 28 de marzo–, fue interpretada en clave milagrosa
e invocada como justificación para la entrega a Franco, por parte del obispo de Málaga, de la mano­reliquia que permanecerá custodiada en la capilla de El Pardo hasta 1976.
Una vez concluida la guerra, las ce­ lebraciones de la victoria, organizadas en las principales ciudades de España
a partir del mes de mayo de 1939, se transforman en exaltación triunfal, en mensajes de redención y en una opor­ tunidad para unir las distintas almas del régimen mediante una escenografía repleta de procesiones, misas de cam­ paña, desfiles de la Falange y conme­ moraciones de los caídos. Franco es el centro de numerosos rituales, carac­ terizados por una evidente amalgama entre lo sagrado y lo político que corro­ boran su papel de enviado de la Provi­ dencia. Es emblemática en este sentido la solemne ceremonia de la Ofrenda de la Espada de la Victoria, que tuvo lugar el 20 de mayo de 1939, en la iglesia de Santa Bárbara de Madrid, en presencia del cardenal primado Isidro Gomá. El rito marca la investidura del «Gene­ ralísimo» como «Caudillo por la gracia de Dios».10
En la estela de las celebraciones de la victoria, el 15 de octubre, fiesta de Santa Teresa, adquiría una redundan­ cia especial. En Barcelona, el Arma de Intendencia conmemoraba a su patro­ na con una misa de campaña oficiada en el patio del cuartel en presencia de las autoridades civiles y militares. Vale la pena reproducir la descripción publicada en El Correo Catalán del 17 de octubre de 1939:
«En el patio [...] profusamente ador­ nado con banderas nacionales y del Movimiento, se levantó un templete
79


























































































   77   78   79   80   81