Page 81 - Nada temas, dice ella
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En el pregón inaugural, pronuncia­ do el 28 de marzo en el Templo Na­ cional de Santa Teresa por Blas Piñar (en aquella época, consejero nacional de la Falange), se reconstruyeron las etapas de la vida «ejemplar» de Teresa a la luz de los problemas de la época. A una España «omnipresente» en la lucha contra la herejía y el protestan­ tismo se le asocia una Teresa «mujer excepcional» que reacciona frente a los «peligros de su tiempo» con la Refor­ ma –«cuya meta consiste en lograr la conversión de los luteranos, la evange­ lización de los indios y la santificación de los sacerdotes»–, reivindicando su actualidad respecto a los «problemas similares» que caracterizaban la época moderna.14
En Ávila se inaugura el Centenario con la entrega simbólica de las llaves de la ciudad al cardenal Cento. En el pregón pronunciado por José A. Vaca de Osma, gobernador civil, se exalta el paisaje y el ambiente de Castilla, en los que, según su parecer, se forjaron «la España imperial, misionera, místi­ ca y heroica del siglo xvi», la vida y el misticismo de Teresa. Se enfatizan las milagrosas etapas de la «Cruzada, gue­ rra divinal contra el comunismo». No falta una referencia al linaje teresiano: «Ahumada, nombre que eleva en su origen un simbolismo de teresianismo hecho heráldica».15
El traslado por todo el territorio nacional del «brazo incorrupto» de Teresa, custodiado en Alba de Tormes,
es, sin duda, el evento que suscitó
una mayor resonancia, reactivando
la tradición y la coreografía barrocas pero en forma institucionalizada y militarizada. Merced a un decreto del omnipresente Caudillo, a la reliquia le fueron atribuidos «honores de capitán general con mando en plaza». En la ce­ remonia que tuvo lugar frente al altar instalado en la plaza Mayor de Madrid y, ante miles de personas, miembros del ejército, de la Falange y de la jerar­ quía eclesiástica, se leyó el decreto de septiembre de 1962 en el que se deno­ minaba a la santa carmelita «capitana de los ejércitos».
En realidad, durante las etapas del viaje, emergen signos de una viven­ cia distinta del culto teresiano, más cercana a la devoción popular y a las necesidades afectivas y de intercesión. Se trata, desde luego, de una devoción impregnada de una memoria barroca que sigue acompañando a la reliquia en los artículos de los periódicos, en los folletos y en el NO­DO, pero que se puede entender también como una re­ apropiación desde abajo de los poderes de la reliquia. La «reliquia peregrina» regresará, en el mes de agosto de 1963, a Alba de Tormes, donde se consuma otro rito: ante la muchedumbre que abarrota la plaza y ante los duques de Alba, Teresa –o, mejor dicho, su reli­ quia– es nombrada «alcaldesa de honor a perpetuidad», concluyendo de esta forma el «triunfal recorrido» del «brazo incorrupto».
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