Page 10 - Anuario AC/E de cultura digital 2017
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Es nuestro propio acto de filtrar, agregar, valorar y compartir (curar) el que permite a otros descubrir, dar sentido y considerar opciones
y puntos de vista que hasta entonces estaban fuera de su alcance.
Por ejemplo, Pinterest4 y sus colecciones visuales infinitas sobre casi cualquier tema. O Dribbble5 y Behance6. O Wikipedia, Twitter y su corriente de sugerencias filtradas sobre qué leer, ver y escuchar. Sin olvidar a Flipboard7, Medium8 o Scoop.it9.
Todas estas plataformas de publicación «cura- toriales» son motores de filtrado y escaparates públicos de nuestros intereses, miedos, sueños y deseos como sociedad.
En una época en la que todo el mundo es curador, un filtro sobre qué mirar, ver, explorar y aprender sobre la curación
de contenidos puede convertirse en
una necesidad tanto personal como sociocultural.
Por todas estas razones, en una época en la que todo el mundo es curador, un filtro sobre qué mirar, ver, explorar y aprender sobre la curación de contenidos puede convertirse en una necesi- dad tanto personal como sociocultural.
Una necesidad personal porque un número cada vez mayor de personas necesita seleccionar, reu- nir y organizar recursos, herramientas y técnicas para llevar a cabo su trabajo. Mientras que en el pasado reciente estos eran pocos y físicos, ahora que estamos en la era de la información se han incrementado enormemente en número y se han convertido mayoritariamente en entidades digitales intangibles.
Una necesidad sociocultural porque cuando curamos nuestras ideas, recursos, herramientas y visiones más preciados, interesantes y raros, no nos limitamos a buscar a partir de nuestros intereses privados, sino que también estamos ayudando a otros a descubrir, aprender, com-
prender e inventar nuevas ideas y perspectivas por sí mismos, sin perder el camino y las indica- ciones que nos llevaron allí.
Los curadores como guías de confianza
Siguiendo a Smith-Maguire y Matthews10, los curadores de contenido actúan en la actualidad como «intermediarios culturales», ayudando al lego en la materia a descubrir, aprender y apre- ciar a grandes autores, libros, películas e ideas que nunca habría conocido de otra manera.
[Los intermediarios culturales]... construyen valor, articulando el marco en el que otros (los consumi- dores finales, así como otros actores del mercado incluyendo otros intermediarios culturales) se invo- lucran con bienes, influenciando y determinando esa atracción hacia esos bienes como legítima (por bienes entendemos productos materiales así como servicios, ideas y comportamientos).
En este sentido, quienes se encargan de seleccio- nar, organizar y dar sentido a los recursos (arte- factos de información) se convierten en «guías de confianza» naturales para cualquier persona interesada en aprender más sobre un tema.
Al igual que cuando nos enfrentamos a una selva desconocida o a la exploración de un nuevo territorio, cuando estamos rodeados por un océano de información del que solo cono- cemos y entendemos una parte muy pequeña, tener buenos sherpas y guías expertos se hace indispensable.
Cuando exploramos nuevos terrenos, cuando estamos en duda o tratando de comprender y asimilar un nuevo tema que no conocemos bien, hemos aprendido a buscar la ayuda de alguien que tiene más experiencia que nosotros, pero con quien compartimos algunas afinidades fuertes (ideales, enemigos, valores de la vida, ética, etc.); estas personas son ahora conocidas y referenciadas como guías de confianza.
LA CURACIÓN DE CONTENIDOS EN LA ERA DIGITAL · ROBIN GOOD
Cultura inteligente: Análisis de tendencias digitales