Page 118 - Anuario AC/E de cultura digital 2017
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de juegos se consideran inventores porque los productos se asocian con la parte física del juego (tableros, piezas, dados, cartas) además de con sus reglas.
Estos primeros inventores demuestran como los juegos, dentro de su capacidad de expresión cultural, también pueden reflejar ideologías. El juego The Landlord’s Game (1904), de Lizzie Phillips, tenía como objetivo criticar el sistema capitalista a través de sus reglas (Pilon 2015). Parker Brothers compró la patente de Philips y lo convirtió en el famoso Monopoly en 1935; como buena abstracción del capitalismo, la versión de Parker Brothers se ha convertido en una apología del mismo en todo el mundo.
videojuego no solo requiere saber programación, sino también poseer habilidades creativas como la música, las artes visuales o la creación de mundos de ficción. Hemos pasado del tres en raya en los primeros ordenadores a la creación de vastos entornos virtuales que los jugadores pueden explorar, como el juego The Elder Scrolls: Skyrim (2011). Un videojuego puede ser creado por una o dos personas, un grupo pequeño de diez creadores o, en el caso de los juegos de consolas, equipos de cien a doscientas personas. Cuanto mayor sea el tamaño del equipo, más se especializa cada disciplina: los diseñadores se centran en crear niveles específicos, optimizar sistemas de combate o crear distintas líneas narrativas; los programadores se dedican a la inteligencia artificial, los sistemas o los gráficos; los artistas gráficos diseñan espacios arquitec- tónicos cual directores de arte, y crean el atrezo del mundo de ficción; los animadores dan vida
a los personajes; los ingenieros y editores de sonido y los compositores crean la banda sonora del juego, así como equipos de productores y testeadores se aseguran de que el programa funciona como debe. El proceso de generar
las reglas del juego es por tanto una disciplina separada de la programación, y así pasamos de los inventores a los diseñadores de juegos, cuyo trabajo es la creación de reglas que dan pie a una serie de experiencias interactivas. Esta diferen- ciación también se aplica ya a los creadores de juegos de mesa, porque la disciplina de diseño de juegos se entiende como una actividad más allá del diseño físico de un producto o de escribir código informático.
En diversas instituciones educativas a nivel internacional aún se relaciona el diseño de videojuegos con la programación, pero ser un buen programador no garantiza que también se sepa diseñar un juego. También está en aumento el número de departamentos que enseñan diseño de juegos dentro de las escuelas de bellas artes
y diseño, dado que consideran que los juegos digitales suponen una expresión artística y cultural. Ya no existe la división entre ciencias y letras, porque la creación de juegos requiere
Tablero de The Landlord’s Game, según la patente de 1906.
La introducción de las tecnologías digitales supone la transformación del papel del in- ventor del juego. Un videojuego no requiere normalmente la creación de piezas físicas, sino la abstracción de sus reglas como una serie de instrucciones que establecen cómo el ordenador debe responder al jugador. Los procesos compu- tacionales permiten que haya juegos de extrema complejidad, con sistemas que a veces serían difíciles de recrear en juegos de mesa. Crear un
EL DISEÑO DE JUEGOS COMO DIFUSOR DE LA CULTURA · CLARA FERNÁNDEZ VARA