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ejemplos en los que necesitamos técnicas como
el time-lapse para observar respuestas vegetales,
en el caso de la mimosa su reacción es tan rápida
que podemos verla a simple vista.
El estudio de la fitomelatonina en plantas
podría revelar pistas clave sobre cómo las
plantas gestionan el tiempo y cómo esta
capacidad refleja su sensibilidad y posible
conciencia del entorno.
Esta planta ha sido objeto de fascinación en el
ámbito botánico durante siglos. En el siglo xviii,
René L. Desfontaines llevó a cabo un experi-
mento en París que se ha repetido en múltiples
ocasiones con resultados consistentes. Colocó
ejemplares de mimosa en un carro en movi-
miento y, como era de esperar, las plantas
replegaron sus hojas de forma inmediata al
sentir las sacudidas provocadas por el movi-
miento de las ruedas. Sin embargo, lo realmente
sorprendente fue lo que ocurrió después: pese a
que el carro seguía en movimiento, las mimosas,
tras superar la impresión inicial, comenzaron a
abrir sus hojas gradualmente, manteniéndolas
desplegadas mientras el carro no se detuviera.
Curiosamente, si el carro hacía una pausa y
luego reanudaba su marcha, las plantas volvían
a cerrar sus hojas, como si tuvieran que acos-
tumbrarse de nuevo al movimiento antes de
desplegarlas otra vez (Boscowitz, 1867; recogido
en Hiernaux, 2019).
Varias décadas después, el botánico Wilhelm
Pfeffer estudió este fenómeno en detalle, con-
firmando que la mimosa dejaba de reaccionar al
contacto si este se repetía con mucha frecuencia
(Pfeffer, 1873). Este fenómeno, conocido como
habituación, es una forma muy simple de apren-
dizaje presente en múltiples especies de diferen-
tes reinos. La mimosa, por tanto, aprende y no
es descartable que lo haga también a través de
otros procesos. Para esclarecer esta cuestión, es
necesario continuar desarrollando investigacio-
nes que permitan comprobar empíricamente si,
por ejemplo, pueden exhibir aprendizaje asocia-
tivo. Este tipo de aprendizaje es famoso por el
experimento del perro de Pávlov, en el que un
estímulo inicialmente neutro, como el sonido de
una campana, se asocia con la llegada de comida,
provocando así que el animal termine salivando
ante dicho sonido. En el caso de las plantas, esta
posibilidad está siendo explorada actualmente en
el MINT Lab de la Universidad de Murcia, donde
investigamos si hay especies vegetales que
puedan exhibir formas similares de aprendizaje.2
Otro fenómeno fascinante de Mimosa pudica es
su capacidad para ser anestesiada, un hecho que
desafía nuestra intuición sobre la sensibilidad en
el mundo vegetal (Calvo y Lawrence, 2023). Un
experimento sencillo, pero revelador, permite
comprobarlo: si colocamos una mimosa bajo
una campana de cristal y dejamos que el aire se
impregne con un anestésico volátil, la planta deja
de reaccionar al tacto. Sus foliolos, que nor-
malmente se pliegan al menor roce, permanecen
inmóviles, como si hubieran perdido toda capa-
cidad de percepción. No es que la planta haya
muerto o que su mecanismo de respuesta haya
colapsado, sino que, de manera sorprendente, el
efecto es similar al que la anestesia produce en
los animales. Y, al igual que en ellos, la recupera-
ción es gradual: cuando el anestésico se disipa,
la mimosa comienza poco a poco a responder de
nuevo (Baluška y Yokawa, 2021).
Estos son solo algunos de los comportamientos
que diferentes especies de plantas exhiben
continuamente. Si alguno de ellos nos sorprende,
es precisamente porque nuestra perspectiva
hacia el reino vegetal no es «neutra». La visión
que solemos tener de las plantas, en lugar de
reconocerlas como seres vivos, tiende a redu-
cirlas a objetos, a lo que se suman numerosos
sesgos que nos impiden percibir los fenómenos
que realmente exhiben. Sin embargo, cuando
2 Fundado en 2015, el Laboratorio de Inteligencia
Mínima (MINT Lab) <www.um.es/mintlab> es un
centro de investigación interdisciplinar ubicado en
la Universidad de Murcia. Su objetivo principal es
explorar los fundamentos de la inteligencia vegetal
mediante un enfoque que combina filosofía,
biología experimental y ciencias cognitivas.
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