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lamentablemente, y como era de esperar (habida
cuenta de que cada museo ya posee su propio
relato establecido del arte del siglo xx), ese
necesario relato historiográfico del New Media
Art que ha comenzado a escribirse ha sido
patrimonializado y hegemonizado por la cultura
anglosajona. Todos sabemos que, como en el
caso de cualquier periodo de la historia del arte,
el ámbito cultural anglosajón está determinando,
desde el siglo xix, qué obras/piezas de arte
medial pasarán a la historia del arte, cuáles me-
recen la pena de ser coleccionadas, conservadas,
contadas y mostradas. Desde la última década
del pasado siglo xx, bases de datos y repositorios
de prestigiosas instituciones artísticas europeas
y norteamericanas como las del ZKM alemán,
las de Ars Electronica o el Archive of Digital Arts
(ADA) austriacos, o las del Whitney Museum
estadounidense, que han tomado en considera-
ción estas nuevas prácticas, han comenzado ya a
coleccionarlas e incluirlas, lo que presupone que
ha existido un debate previo sobre cuáles deben
ser las nuevas estrategias museográficas que per-
mitan integrarlas en sus colecciones y también
en sus exposiciones. Así, sus repositorios (a los
que dan acceso planetario al gran público) tienen
una lógica tendencia a estar escorados peligrosa-
mente hacia los ámbitos geopolíticos de dominio
e influencia europeo y norteamericano.
Anuario AC/E de cultura digital 2025
Archive of Digital Arts. Portal web.
hegemónico anglosajón que permita incorporar
el patrimonio iberoamericano del New Media
Art, que resulta tan rico, variado e interesante
como aquel, debido precisamente a la globali-
zación de las máquinas modernas y al acceso
universal a su uso, también el creativo y artístico.
A diferencia de épocas anteriores en la historia
del arte, la posibilidad de expresar ideas y gene-
rar proyectos mediante el uso de estas nuevas
altas tecnologías (las «máquinas modernas»)
desde mediados del siglo xx permitió ampliar
el escenario de la aplicación de las prácticas
artísticas (del New Media Art) hasta cualquier
rincón del planeta y prácticamente en las mismas
condiciones de creatividad y productividad. Atrás
quedaron, por tanto, los años del elitismo del
arte en su producción y contemplación. Atrás
quedó la necesidad de los artistas pioneros que
deseaban producir arte en la última década
del siglo pasado utilizando todas estas nuevas
tecnologías de ser aceptados e invitados como
miembros del selecto club nómada de los menos
de una decena de centros y laboratorios de
New Media Art repartidos por toda la geografía
planetaria (Canon Art Lab, ZKM, Ars Electronica,
Banff Centre, ICCC, Mideciant, MIT, Xerox-Park,
entre otros pocos más). Desde entonces, multi-
tud de artistas han trabajado, solos o en grupos
y colectivos, produciendo New Media Art. La
llegada de los ordenadores personales, internet
y los teléfonos inteligentes y la aparición de las
redes sociales online han permitido producir y
difundir el arte digital en particular y el New
Media Art en general desde cualquier rincón y
hasta cualquier lugar del planeta.
Es por ello que instituciones (redes, colectivos,
dispositivos) como el Observatorio Iberoameri-
cano de Artes Digitales y Electrónicas (Oiade),2
fundado y gestionado desde la Universidad de la
República del Uruguay por el pionero media-ar-
tista, investigador y académico Daniel Argente,
se han convertido en un catalizador para la
Esta es la razón por la que un grupo de agentes
artísticos y culturales del ámbito iberoamericano
hemos tomado la determinación de asociarnos y
construir herramientas y dispositivos (institucio-
nes) capaces de abrir un espacio en este relato
2 http://observatorio.enba.edu.uy
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New MEDIA ART: UNA HIsTORIA PENDIENTE y UNA MEMORIA EN RIEsGO ·
José RAMÓN ALCALá

















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