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El impacto de Cybernetic Serendipity fue pro-
fundo y duradero. Sembró las bases para el
desarrollo del arte digital, el arte generativo y la
música electrónica experimental. Muchos de los
lenguajes visuales y sonoros que actualmente
damos por sentados, desde los gráficos genera-
tivos hasta los videojuegos, encuentran una de
sus primeras expresiones públicas en este marco.
La exposición anticipó un mundo en el que
algoritmos, inteligencias artificiales y sistemas
autónomos formarían parte activa de la produc-
ción cultural.
Centro de Cálculo de la Universidad de
Madrid (CCUM)
En España, un ejemplo comparable a estos expe-
rimentos fue el Centro de Cálculo de la Universi-
dad de Madrid (CCUM), en la actual Universidad
Complutense.6 Al igual que en E. A. T., aquí
también se buscaba fusionar arte y tecnología
y aunar creatividad científica y artística. En este
caso el foco se puso en la experimentación
emergente en computación. El CCUM funcionó
entre 1966 y 1973, concibiéndose en el marco de
una iniciativa de la Universidad de Madrid en
colaboración con IBM para ofrecer servicios de
computación al mundo académico. Sin embargo,
bajo la dirección de José García Santesmases y
con la visión de Gustavo Torner y José María de
Lapuerta, pronto evolucionó hacia algo mucho
más ambicioso: un espacio donde artistas,
matemáticos, programadores y músicos expe-
rimentaban juntos las posibilidades creativas
que ofrecía el ordenador. Una de las claves del
éxito del CCUM fue su Seminario de Generación
Automática de Formas Plásticas, iniciado en
1968. En este seminario, un grupo de artistas se
formaba en conceptos matemáticos y en lengua-
jes de programación como Fortran, para después
aplicarlos a la creación de obras visuales. El uso
del ordenador, el modelo IBM 7090 primero y
más tarde un IBM 360, permitía explorar formas,
estructuras, patrones y variaciones distintos de
6 https://www.enriquecastanos.com/tesisseminario.
htm
aquellos realizados manualmente. Los resultados
no solo eran innovadores estéticamente, sino
que también suponían una reflexión sobre la
relación entre el humano y la máquina como
herramienta de expresión. Entre los participantes
más destacados del CCUM estuvieron artistas
como Manuel Barbadillo, José María Yturralde,
Soledad Sevilla, Eusebio Sempere y Luis Lugán,
entre otros. Muchos de ellos ya tenían afinidad
con los lenguajes geométricos y la abstracción,
por lo que el uso de ordenadores para generar
imágenes y estructuras generativas se convirtió
en una prolongación natural de su trabajo. Una
de las exposiciones más emblemáticas organiza-
das por el CCUM fue Arte generativo, en 1970, en
la que se presentaron obras gráficas generadas
mediante ordenador. Este evento supuso un hito
en la historia del arte digital en España y situó al
Centro como un referente europeo en la investi-
gación artística vinculada a la computación.
El Centro de Cálculo también albergó iniciativas
en música computacional, poesía experimental e
investigación en inteligencia artificial incipiente.
Se celebraron exposiciones, conciertos y publi-
caciones que difundieron estos nuevos modos
de producción, a pesar del contexto político del
tardofranquismo, que dificultaba el libre acceso
a muchas corrientes culturales internacionales.
Lamentablemente, la actividad del Centro de
Cálculo fue relativamente breve. A partir de
1973, con cambios en las políticas universitarias
y en la financiación, fue reduciendo su ámbito
de actuación artística. Hoy en día, el trabajo del
Centro de Cálculo es visto como una etapa de
formación visionaria, que anticipó prácticas que
en el siglo xxi son habituales: el uso de algorit-
mos para la creación artística, el diálogo entre
disciplinas aparentemente alejadas, el fomento
del intercambio de conocimiento y el cuestio-
namiento del papel del artista en un mundo
mediado por la tecnología.
Convergencias creativas: arte, ciencia y tecnología, y sociedad en transformación
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