Page 49 - Barbieri. Música, fuego y diamantes
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FRANCISCO ASENJO BARBIERI. PENSANDO EN ESPAÑA
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del siglo xix aludidos al comienzo, en los que el interés romántico por el pasado y la nueva necesidad de buscar las esencias patrias en la propia historia condujo a la ex- plosión de la musicología.
Debemos concretar los motivos de esta dedicación en nuestro músico. En nuestra biografía de Barbieri definimos con precisión la funcionalidad de sus estudios histó- ricos: «La historia cumplirá su función en una triple línea: defensa ante el extran- jero para superar cierto complejo de inferioridad histórica; modo de superar una de las lacras de nuestros músicos, su incultura, y por fin, como medio de descubrir los modelos conductores de la nueva música»36.
La primera realidad es fundamental porque pretende revertir lo que él considera una injusticia histórica, pero también de superar cierto complejo de inferioridad. Ya en 1855 escribía a Soriano:
Entusiasta por mi patria y por el arte, estoy orgulloso y contento de poder presentar, con datos justificativos, las ventajas que hemos llevado en nuestro arte a todas las demás naciones, y que si ha habido un tiempo en que estas nos han sonreído con desprecio, con el apoyo de maestros de talento como Vd. y amantes de su arte y de su patria, volveremos a conquistar con creces lo per- dido... Los historiadores extranjeros casi siempre que se ocupan de las cosas de España cometen crasísimos errores.
Hay otra preocupación del maestro dentro de este contexto y es lo que hemos descrito como el «modo de superar una de las lacras de nuestros músicos, su incul- tura». Barbieri consideraba esta como una de las mayores rémoras de nuestra vida musical. El tema aparece con asiduidad en su correspondencia con Pedrell, Soriano y otros amigos. En una carta al primero le aseguraba que con la investigación se bene- ficiaba más que con nada al arte, pero por desgracia, «no a los artistas músicos, cuya inmensa mayoría se compone de obreros de la solfa, que no quieren saber más que la parte puramente mecánica de la música...». Expresiones casi iguales se pueden leer en las cartas que recibía de Pedrell o Soriano. Este señala: «Es preciso formar una nueva generación artística. Para conseguirlo es necesario hacer que el músico espa- ñol deje de ser mecánico y se convierta en artista».
Es sin duda la tercera función de la historia a la que hemos aludido la más impor- tante en el ideario barbieriano: la historia como medio de fundamentar los modelos conductores de la nueva música que se quiere crear de tal modo que sin contemplar esta realidad no se puede entender esa genial música que nos ha legado. Él beberá en la música medieval, en la polifonía, los cancioneros, las tonadillas, la música para clave, en nuestras danzas. Todo este mundo desemboca en su obra y lo propone como la «sustancia» de lo que considera el teatro lírico patrio, patente en Pan y toros, El barberillo de Lavapiés o Robinson.
La idea de la restauración de los valores musicales patrios aparece como la esencia de la estética y de la ética artística barbieriana. Los textos que podríamos adjuntar son numerosos, y algunos ya los hemos citado, como aquel en que define la esencia
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Emilio Casares Rodicio: Francisco Asenjo Barbieri. El hombre..., p. 416.
























































































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