Page 58 - El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe
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Pero, también se ha indicado, es el héroe mismo, y no los instrumentos de los que se sirve, un artefacto (literario, iconográfico) de in-quietud y movilidad, de des-prendimiento, de in-firmitas: de trascendencia. Y si el héroe es en sí mismo un dispositivo de autotras- cendencia, si se caracteriza por una dinámica y una cinética desbordantes que son parte fundamental de la aventura, pocos héroes pueden presumir, como el Capitán y sus amigos, de la extensión, literalmente mundial, de sus acciones. No hay rincón de la Tierra que no haya sido visitado: apremiantes llamadas en muchas ocasiones, mera curiosidad en otras, animan al héroe; siempre incómodo cuando permanece «mucho tiempo» bajo el techo de hogares ajenos y sin lugar propio de empadronamiento y residencia.
El Capitán Trueno, 118, «Las jaulas de Kraffa», 1959
Y en cada lugar, próximo o remoto, se dan las mismas ocasiones para acometer la varias veces mencionada exploración inacabable. Tras la justicia: siempre inminente, siempre esquiva.
No hay paisajes morales reconciliados, no hay radical diferencia entre culturas y civili- zaciones. La imperfección del mundo, su abolladura, se puede detectar tanto en pequeñas tribus africanas o asiáticas como en grupos humanos con pretensiones imperiales, tanto en culturas presuntamente atrapadas en el tiempo que valen como ejemplo de «primiti- vismo» o «arcaísmo» como en los centros de la cultura cristiana medieval a la que Trueno pertenece por vocación y por destino.
Las manos del héroe se agarran a la espada en una lucha sin fin; o se empeñan, generosas, en el socorro, en el auxilio. Los pechos que hiere, las vidas que salva (de amigos, de enemi-