Page 124 - El poder del pasado. 150 años de arqueología en España
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e interpretación social e ideológica apoyados en una ciberinformática de big data.
El interés general hará que algunos temas sean prioritarios, como el origen de la especie humana, am- pliado con el desarrollo demográfico de la población y el inicio del pensamiento abstracto y del lenguaje. Se- guirá el interés por los primeros productores de ali- mento y las adaptaciones medioambientales a lo largo de todo el planeta, con estudios cada vez más precisos sobre la interacción del hombre con el medio ambiente y el clima, tema que cada vez interesa más, al igual que la historia de la demografía y la salud humana. Tam- bién proseguirán los estudios sobre la formación de las sociedades complejas y las múltiples formas que ofrece la vida urbana y los procesos de diferenciación social. Igualmente, atraerán las causas y procesos de expan- sión demográfica y su complejo reflejo en la guerra y en procesos de colonización interpretados a escala global asociados a procesos de transculturación, inter-etnici- dad y diversidad cultural, temas que siempre atraen pues son necesarios para conocer el mundo actual. Y cada vez será mayor el interés en la arqueología por co- nocer cómo se ha desarrollado la mente humana, des- de la aparición del pensamiento abstracto a la evolu- ción de la religión, el imaginario, la literatura, el arte y la técnica como vías para reconstruir su concepción del mundo y la vida o cosmovisión.
Para conocer mejor los orígenes de la población humana, será esencial el estudio interdisciplinar de la compleja relación entre arqueología, lengua, demo- grafía y genética, esta potenciada con los análisis del ADN antiguo, que van a exigir una creciente dependen- cia de modelos informáticos dada la complejidad de los fenómenos estudiados. El origen de la población de la Polinesia o de América, sin olvidar temas tradicio- nales, como los indoeuropeos, celtas o vascos, son te- mas que seguirán siendo apasionantes para la investi- gación y para el gran público. Junto a estos campos, seguirán vigentes estudios « tradicionales », como la arqueología clásica, y se desarrollarán campos parti- culares para valorar determinados patrimonios ar- queológicos, como la egiptología, los celtas en Europa, los aztecas en México o los incas en Perú. En España, proseguirán las excavaciones y estudios sobre las colo- nizaciones y la romanización, la arqueología medieval, árabe y cristiana, y la arqueología moderna y contem- poránea, con especial relevancia de la etno-arqueolo- gía, olvidada de hecho en el siglo XX, para aprovechar el potencial interpretativo que ofrece para conocer las sociedades del pasado, su mentalidad y cosmovisión, apenas documentadas en el registro arqueológico. Como la arqueología se ha extendido por todo el pla- neta, es igualmente previsible su desarrollo en zonas menos conocidas, como ha ocurrido en estos últimos años en Asia Central y China, cuya alta cultura atrae a
millones de personas interesadas en su pasado. A es- tos estudios tradicionales hay que sumar la arqueolo- gía submarina, facilitada por el desarrollo tecnológico, que ha abierto un campo esencial para conocer la his- toria de las relaciones humanas y del desarrollo eco- nómico. También proseguirán las discusiones teóricas sobre esta ciencia, junto a un creciente interés por la historia de la arqueología, que no estará exenta de ten- taciones ideológicas.
Excavaciones
Un hecho positivo, a veces olvidado, es la riqueza y va- riedad de la arqueología española, con yacimientos como Atapuerca o Altamira, abrigos de Arte Rupestre, culturas como Tartessos y el mundo ibérico, megalitos, castros, grandes monumentos romanos y del mundo islámico, como Medina Azahara o La Alhambra, con descubrimientos como los homínidos de Atapuerca, el palacio de Materno en Carranque, Toledo, o el de la Cercadilla, en Córdoba, los castros y campamentos de las Guerras Cántabras, etc. Mención especial merecen los « galeones » hundidos, propiedad y patrimonio de España, pero abandonados a su suerte a pesar de su in- terés histórico universal y su valor económico.
Las excavaciones han prestigiado yacimientos como Atapuerca, Altamira, Ampurias, Segóbriga, Mé- rida, Medina Azahara, etc., pero hay que estar más pre- sentes en el extranjero, para ampliar horizontes y con- tribuir a la colaboración internacional, aunque son escasas las excavaciones o misiones con solera, como la del Testaccio en Roma. Se debe potenciar la presen- cia española en Mesopotamia, Egipto y Fenicia, ade- más de en China como nuevo campo en el que hay que actuar. Debiera ser prioritaria la arqueología america- na y, dentro de esta, la inexistente arqueología de la co- lonización española por tantas tierras del mundo. Es una deuda histórica que España aborde la excavación y estudio de una fundación colonial en América o Filipi- nas, de una misión jesuita o de uno de los numerosos galeones españoles, testimonio de la primera red de navegación a escala mundial y que se descubren y ro- ban sin que España se dé por enterada.
Es evidente que la mayoría de las excavaciones no se publican, a pesar de que al excavar se destruye, por lo que el primer deber de un arqueólogo es publicar todo lo que excava, no solo lo que le interesa, sin que la Ad- ministración actúe en este importante tema. Nuestra bibliografía ha crecido considerablemente, pero es to- davía escasa y poco reconocida internacionalmente y series ya prestigiadas desaparecen sin motivo, como Excavaciones Arqueológicas en España o la reciente suspensión de las editadas por la Real Academia de la Historia, como la Bibliotheca Archaeologica Hispana o la Antiquaria Hispana. Aunque las revistas científicas han mejorado su calidad, esa mejora es más formal que
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