Page 145 - Glosario imposible
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Fracaso
de poder ser medida en función de los objetivos alcanzados y no se hallaría ya inscrita en la dialéctica del éxito y el fracaso.
Entonces, ¿cómo valorar y reflexionar sobre nuestros haceres? Podemos aventurar que la eficacia estribaría en articularnos con las situaciones y con el resto de agentes que participan de ellas, en integrarnos en el paisaje1. Cuanto más alejada sea nuestra posición de los territorios y de los procesos que los atraviesan, menor será nuestra potencia; por el contrario, cuanto más nos reconozcamos como parte del paisaje, mayor será nuestra capacidad de participar de su transformación y (lo que no es menos importante) de transformarnos a nosotras mismas.
LaFundició es una cooperativa que intenta desplegar su trabajo en un contexto en el que los conflictos y las tensiones sociales y culturales,
que habitualmente discurren subterráneamente, se hacen visibles en la superficie de forma clara y permanente. En este contexto, el lenguaje opera como un instrumento de captura y sujeción que inscribe en el territorio y en los cuerpos toda una serie de marcas que los violentan y estigmatizan. Diagnóstico, indicador, objetivo, impacto, beneficiario, acceso: violencia
del lenguaje de aquellos que hablan desde una posición trascendente, escindida de las situaciones, lenguaje de aquellos que disponen medios
y fijan objetivos, que evalúan el éxito y el fracaso de sus empresas. Por otro lado, podemos decir que nuestro trabajo se sitúa en un contexto específico: en los barrios obreros de las periferias urbanas en los que crecimos, enraizado en una genealogía de saberes y haceres que han sido obliterados por el neoliberalismo. En ese contexto, las comunidades han sido atomizadas y vulnerabilizadas, desposeídas no solo en lo material, sino también, y de manera drástica, en lo simbólico. Una de las más efectivas formas de desposesión simbólica ha consistido en producir e inocular en el cuerpo social la ilusión de que somos individuos aislados y autosuficientes, y destruir la conciencia de las relaciones de interdependencia que hacen posible la vida. Por otro lado, se ha hegemonizado la idea de comunidad como grupo de individuos que comparten un origen y una identidad que
les trasciende, generando así profundas brechas sociales horadadas por formas cada vez más exacerbadas de racismo y xenofobia. De un modo muy distinto, entendemos la comunidad como una entidad contingente, formada por aquellos que producen algo en común en un lugar y un momento dados.
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1. Miguel Benasayag y Angélique del Rey, Elogio del conflicto, Tierradenadie Ediciones, Madrid, 2012, pp. 134-136.

























































































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