Page 252 - Glosario imposible
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Jordi Claramonte
podía concebir un modo de relación en toda su gloria y contribuir con ello a construir autonomía8 y dar un poco de dignidad a nuestras propias vidas.
Lo que nos preguntábamos entonces era de qué estaban hechos los modos de relación. ¿Qué había en su fábrica que permitía que se volvieran contagiosos, que resultaran apropiables y adaptables a las más diversas circunstancias,
de forma que incluso poéticas concebidas hacía cientos de años o creadas
en la más absoluta de las soledades encontraran resonancia en nosotras y se mostraran fértiles en nuestro quehacer?
En una indagación de similar calado debe también andar la gente de Assemble, el grupo de estudiantes de arquitectura que ha recibido el Premio Turner
en 2015 y cuyo trabajo se basa en una forma de proceder, un modo de entender la colaboración y la articulación social y política de lo que se hace: “No somos personajes heroicos que llegan y lo arreglan todo. Somos los que llegan y hablan con la gente. Somos facilitadores. Se trata de trabajar juntos y encontrar huecos. Y si hay suficiente gente jugando en los márgenes, quizás las cosas puedan llegar a cambiar”9.
Se tratará entonces de investigar las condiciones de una “autonomía modal”, una autonomía de los modos de hacer o los modos de relación, puesto que
el objetivo es dar con la composición, con una proporción como querían
los clásicos, entre lo formalmente elaborado, lo políticamente eficaz y lo jodidamente divertido.
Todo mi trabajo conceptual en estos últimos años ha ido encaminado a elucidar cómo se fabrican esos modos de relación, esos juegos de lenguaje que nos permiten diversas combinaciones y grados de experimentación, coherencia y efectividad, términos mediante los cuales me gustaría poder evocar la especificidad de lo estético, lo artístico y lo cismundano: los ámbitos con los que según Lukács se debía medir todo pensamiento estético digno de ese nombre.
La cosa tiene su importancia si no queremos seguir cayendo en las trampas en las que nos precipita una mala inteligencia de toda la cuestión como les
8. La consistencia de esa autonomía y las diferentes versiones de la misma que se habían ido mostrando en
la historia del pensamiento estético desde la Ilustración hasta las versiones más fofas de la posmodernidad fue
algo que me preocupó hasta tal punto que le dediqué una tesis doctoral y su correspondiente libro-secuela,
La república de los fines. 252 9. Pablo Guimón, op. cit.



















































































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