Page 367 - Goya y el mundo moderno
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  trabajos más monumentales que Kie- fer concibe para lugares concretos, co- mo los lienzos sobre la cábala para la capilla del hospital psiquiátrico de La Salpêtrière de París, en 2000, o los li- bros de plomo macizo atravesados por flores, símbolos de la fertilidad y la transitoriedad de la vida, que el alemán creó para una exposición sobre Celán en 2005. Desde 1993 Anselm Kiefer vi- ve y trabaja en Barjac, un pueblo de Francia cercano a Aviñón donde crea un gran taller-laboratorio, como si de una obra más se tratara, que le permi- te desarrollar sus grandes experiencias artísticas. En 2002 es nombrado ofi- cial de las Artes y las Letras de la Re- pública Francesa. En 2007 el Museo Guggenheim de Bilbao realiza una de las exposiciones monográficas más completas que se han montado sobre el artista.
L.B.Ch.
Bibliografía
Celant, G., Anselm Kiefer [catálogo de exposición], Bilbao, Skira, 2007; Saltz- man, L., Anselm Kiefer and Art after Auschwitz, Cambridge University Press, 2000; Kuspit, D., Signos de psi- que en el arte moderno y posmoderno, Madrid, Akal, 2003.
Ernst Ludwig Kirchner
(Aschaffenburg 1880-Frauenkirch 1937)
Ernst Ludwig Kirchner nace el 6 de mayo de 1880 en Aschaffenburg, una localidad alemana de la región de Fran- conia, hijo del ingeniero y químico Ernst Kirchner y de Maria Elise Mal- wina Bertha Franke, ambos proceden- tes de familias de comerciantes de Brandemburgo. Tras haber pasado una temporada en Fráncfort del Main, en- tre 1887 y 1889 residen en Parlen, cer- ca de Lucerna, donde el padre ocupa el cargo de subdirector de una fábrica de papel. Más tarde, obtiene una cáte- dra de investigación sobre el papel que les lleva hasta Chemnitz, en cuyo ins- tituto estudiará Ernst Ludwig. En 1901, éste inicia la carrera de arqui- tectura en la Escuela Técnica Superior de Dresde, donde aprende dibujo téc- nico, lo que satisface a su padre, y ar- tístico, más del gusto de un joven Kirchner que desde muy pronto se in- teresa por el dibujo. En 1904 se tras- lada temporalmente a Múnich, traba- ja en el estudio de Wilhelm Debschitz y Hermann Obrist, artistas relaciona- dos con el Jugendstil, y conoce el gra- bado en madera a través de la obra de Durero. A su vuelta a Dresde, con la pretensión de crear un estilo plano de colores puros al estilo fauvista francés,
lidera y funda, junto a sus compañeros Karl Schmidt-Rottluff, Bleyl y Heckel, el grupo artístico Die Brücke (El Puen- te), al que se adhieren un año más tar- de Max Pechstein, el suizo Cuno Amiet y Emil Nolde. Un distintivo de este mo- vimiento expresionista serán los con- tornos trazados con líneas gruesas que otorgan una apariencia xilográfica a las obras, una técnica grotesca en sin- tonía con los temas que les gusta re- presentar: escenas callejeras nocturnas protagonizadas por prostitutas y hom- bres trajeados. Kirchner, al igual que otros miembros del grupo, es reclama- do por la agitada vida berlinesa y rea- liza algunas de las obras más caracte- rísticas del expresionismo alemán, es- pecialmente con figuras femeninas. Los artistas de Die Brücke participan en muestras junto a los de Der Blaue Rei- ter (El jinete azul), un grupo coetáneo berlinés de índole también expresio- nista. Finalmente, las provocaciones suscitadas por Kirchner en sus cróni- cas impulsan la disolución del grupo. A partir de ese momento inicia su tra- bajo en solitario, en el estudio de la ca- lle Körner 45 de Berlín, y se une a Ema Shilling, con quien compartirá el resto de su vida. Por esa época empieza a dis- frutar de cierto éxito como artista. En la Primera Guerra Mundial, Kirchner sirve en varios regimientos de artille- ría, a consecuencia de lo cual sufre una importante crisis nerviosa. Su situación nada saludable empeora todavía más después de ser atropellado. Kirchner decide alejarse definitivamente de la de- sasosegante vida de Berlín y buscar un lugar tranquilo. Se establece en Davos (Suiza), un pueblo andino que le per- mite descansar y seguir pintando, cen- trándose ahora en los paisajes y los campesinos. En la década siguiente, re- cuperado casi por completo, asiste al reconocimiento de su trabajo que él mismo impulsa escribiendo una serie de artículos sobre su obra que firma con el nombre de un inventado médi- co francés, Louis de Marsalle. Pese a que las exposiciones de sus pinturas y esculturas se suceden, su mala salud y el sombrío panorama que se cierne so- bre Europa le sumen en la depresión. Además, en 1937 su arte es calificado por los nazis de «degenerado» y mu- chos de sus trabajos son destruidos o confiscados. Finalmente, el 15 de junio del año siguiente, Ernst Ludwig Kirch- ner decide poner fin a su vida en su re- fugio suizo de Frauenkirch, cerca de Davos.
G.H.
Bibliografía
Wolf, N., Ernst Ludwig Kircher: 1880-
1938. En el abismo, Colonia, Taschen, 2003; Lloyd, J., Ernst Ludwig Kirch- ner, 1880-1938 [catálogo de exposi- ción], Washington, National Gallery of Art, 2003.
Ronald Brooks Kitaj
(Cleveland 1932-Los Ángeles 2007) Ronald Brooks Kitaj nace en Cleveland en octubre de 1932. Hijo de Jeanne Brooks y Sigmund Benway, adopta el apellido del investigador químico Wal- ter Kitaj, un refugiado de Viena con quien su madre se casa en 1941. Con 16 años se enrola como marino mer- cante en rutas americanas, atraído por la idea de conocer nuevos lugares, y es entonces cuando se vuelve un lector compulsivo. En la década de los cin- cuenta se forma en la Cooper Union Institute de Nueva York y en la Aka- demie der Bildenden Künste de Viena, donde conoce a Elsi Roessler, con la que se casa en Nueva York, recorre Eu- ropa y pasa un invierno en Cataluña. Las obras de Kitaj que hacen referen- cia a la guerra civil española son nu- merosas, al igual que las referencias es- tilísticas a Goya. Reclutado por el Ejér- cito de los Estados Unidos, está desti- nado durante dos años en Alemania y Francia, tras lo que retoma sus estu- dios bajo las condiciones establecidas en el reglamento militar en la Escuela Ruskin de Oxford. Se traslada después al Royal College of Art, donde estudia entre 1959 y 1962, y entabla una fir- me amistad con David Hockney. Fas- cinado por las grandes ciudades, se ins- tala en Londres, imparte clases en un par de importantes centros y realiza su primera exposición individual en 1963 en la Marlborough Fine Art Gallery, con motivo de la cual se habla de la nueva visión artística que él represen- ta. En 1964, adopta a una niña, de nombre Dominie, y al año siguiente vuelve a su país, tras casi una década fuera, coincidiendo con el traslado de su primera exposición a Nueva York. Se establece en Berkeley, California, de 1967 a 1968, donde ejerce como pro- fesor universitario. Al año siguiente, enviuda de su mujer Elsi, pero ense- guida conoce a la que será su segunda mujer, la pintora Sandra Fisher, con la que se traslada a vivir a España, don- de compran una casa en Sant Feliu de Guíxols y visitan Guernica. En 1974 comienza a usar el pastel, una técnica casi olvidada desde Degas, en estudios sobre su familia. La exposición que co- misaría en 1976 en la Heyward Gallery de Londres desencadena polémicas en torno al arte figurativo y se introduce el término «Escuela de Londres» en los debates. Dos años más tarde se con-
vierte en artista residente en el Dart- mouth College de New Hampshire, pe- ro nuevamente es reclamado por Lon- dres, por la National Gallery, para di- rigir otra exposición, The Artist Eye. Visita por primera vez Israel en 1980, momento en el que empieza a conciliar su identidad judía con la pintura. Un año después, el Hirshhorn Museum and Sculpture Garden de Washington organiza una retrospectiva itinerante que viaja a Cleveland y Düsseldorf. En 1982 decide pasar un año en París jun- to con su compañera Sandra. Ese mis- mo año muere su padrastro, y la pare- ja decide volver a Londres y casarse. Nace su hijo Max. Un gran paso en el reconocimiento de su carrera llega en 1985, cuando Marco Livingstone pu- blica el primer estudio monográfico de su obra, un reconocimiento que se am- plía al ser nombrado doctor honoris causa por cinco universidades. Pero no todo son alegrías, ya que pronto le so- breviene un infarto y una depresión. Está orgulloso de ser nombrado aca- démico en 1991, el primer americano en obtener este reconocimiento desde John Singer Sargent. Siempre en el ojo del huracán, la retrospectiva en la Ta- te de 1994 suscita encendidos elogios y feroces críticas en lo que se ha lla- mado «la guerra de la Tate». Esta mis- ma exposición viaja a otros lugares, y obtiene el mayor éxito en Estados Uni- dos; mientras, una selección de sus gra- bados se exponen en el Victoria & Al- bert Museum. Fallecen su madre y San- dra. Al año siguiente recibe el León de Oro en la Bienal de Venecia y, en 1996, es nombrado caballero de la Orden de las Artes y las Letras en París. Presen- ta en 1997 un retrato de Gustav Mah- ler, un encargo, en el Teatro de Ópera de Viena. Tras haber vivido cuarenta años en Inglaterra, regresa a Estados Unidos. A partir de entonces prolife- ran las exposiciones de sus cuadros: Oslo, Viena, Hannover y Madrid en 1998. Precisamente Madrid, junto a Nueva York, organiza en el año 2000 la exposición de mayor envergadura sobre su obra. Desde entonces, se de- dica casi exclusivamente a la redacción de sus memorias hasta 2003, cuando en Los Ángeles expone su obra desde 1997, año en que se había instalado allí. Kitaj no abandonará ya Los Án- geles, ciudad en la que muere en no- viembre de 2007, pocos días después de cumplir 75 años.
S.L.
Bibliografía
Livingstone, M. (ed.), U. Krempel, et al., R.B. Kitaj, An American in Euro- pe [catálogo de exposición], Oslo, As-
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