Page 41 - Nada temas, dice ella
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artísticos abre nuevas vías a la com prensión de la existencia, pues el arte, como la ciencia o la técnica, posibi lita una hermenéutica que descubre formas nuevas de ver, de comprender y de hacer. Al ir desvelando la trans versalidad de los lenguajes y los sím bolos –como ya hicieron Aby Warburg y muchos otros–, las interpretaciones iconológicas evidencian que hay un sustrato antropológico común en las producciones de diferentes culturas.
Desde principios del siglo xx las ex posiciones constituyen un medio eficaz de divulgar reflexiones sobre todo tipo de temas. Las obras de arte se dispo nen sintácticamente en construcciones museológicas específicamente conce bidas para ello; en iglesias, palacios
o espacios industriales; en plazas y parques públicos, e incluso en lugares insólitos como una habitación de hotel o un avión, ampliando así el campo
de acción de los artistas a espacios no tradicionales. Es cierto que las expo siciones se han convertido en parte de la cultura del espectáculo, sobre todo en Occidente, pero cuando se articulan desde la conciencia crítica, desde la propia verdad y desde el respeto por
el espectador, son un magnífico ejer cicio de producción de conocimiento
y de intercambio simbólico, una forma excelente de propiciar diálogos estéti cos y políticos. A principios del tercer milenio, los todavía utópicos valores de la Revolución Francesa –libertad, igualdad, fraternidad– necesitan ser
revisitados desde las nuevas perspec tivas poscoloniales o de género. Esto es especialmente relevante para las mujeres, hijas, madres o abuelas –en todos los continentes– que defende mos, como la propia Teresa, la libertad de devenir mujer.
Por todo ello, finalmente, a la hora de decidir el título de la muestra opté por elegir uno de sus poemas y sim plificarlo. Su verso «Nada te turbe, nada te espante», cargado de resonan cias del siglo xvi, se convirtió en el más sencillo y contemporáneo «Nada temas», que estimula sutilmente la valentía necesaria para vivir, para des truir viejos esquemas y explorar cami nos nuevos. Asociado a un fragmento del título del libro Détruire, dit-elle (1969), de otra escritora, Marguerite Duras, también gran sufridora por y para el amor, adquirió su sentido pleno. Maurice Blanchot decía que la palabra destruir se asemeja a una claridad en
el corazón, a un secreto repentino que nos es confiado para llevarnos hacia un futuro que no está separado del presente. Al dejar elíptico «destruir»
y poner el acento en «dice ella», queda definitivamente claro que la invitación a perder el miedo, a transformarse,
y también a «destruir» lo que ya no es necesario, llega a través de las palabras de una mujer.
La figura y la obra de Teresa de Jesús se enraízan en la tradición de la mística femenina medieval, que tuvo un momento de gran esplendor
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