El proyecto con el que Avelino Sala se presenta en esta residencia se centra en la producción de una serie de imágenes de actualidad, escenas de una manera icónica que nos colocan en primera línea de conflicto. Nos encontramos en un momento histórico crucial, la supuesta crisis no es tal, es el fin de un tiempo, un momento de cambio, de forma de entender la vida, de cambio de sistema.
Las imágenes de Lo (hiper)real absoluto funcionan como diario visual, el ejemplo del flâneur hacen referencia a la vida, la muerte pero también referencia a la memoria tanto personal como colectiva. El arte no puede ser ajeno a lo que ocurre y cuestionarse las cosas es necesario, el arte no da respuestas, plantea preguntas, esa es la clave del artista, su lenguaje y su necesidad. Tampoco ejerce de transgresión buscada pero a veces se acerca a esos ámbitos, esos espacios o intersticios que el arte plantea, leer entre líneas, buscar en los huecos que los otros no ven.
Si la modernidad no es otra cosa que actualidad, en ese ahora estamos pendientes de lo que ocurre en el previsible capitalismo de nuestro tiempo, cuando se presiente que el arte no debe pasar desapercibido. Al final, toda la escultura acaba por ser mármol, como señala Didi-Huberman en La pintura encarnada: un auténtico fantasma metafórico y poético.