El 10 de agosto de 1519 doscientos cincuenta hombres partían del puerto de Sevilla a bordo de cinco naos llamadas Santiago, San Antonio, Trinidad, Concepción y Victoria. Esta expedición, conocida como "la Armada de la Especiería", se hizo a la mar capitaneada por Hernando de Magallanes con el objetivo de encontrar el desconocido paso entre al Atlántico y el Pacífico y alcanzar las islas de las especias navegando hacia el Oeste. La expedición recorrió la costa atlántica suramericana hasta el extremo sur inexplorado, descubrió el mítico paso entre los dos océanos, atravesó por primera vez en la historia el Océano Pacífico y alcanzó las islas Molucas, su objetivo. Para entonces había muerto su capitán, se habían perdido a más de dos tercios de su tripulación y desaparecido tres de las cinco naves. Solo una nave, la nao Victoria, emprendería el camino de retorno por el Océano Índico. La otra nave, la Trinidad, intentaría el regreso por el camino del Pacífico sin éxito. La Victoria navegó durante meses sin escalas por la ruta de los "cuarenta rugientes", remontó el cabo de Buena Esperanza y ascendió por el Atlántico, tras una breve y dramática escala en Cabo Verde, hasta el puerto que la vio partir: Sevilla. Llevaba a bordo solo 18 hombres. La Nao Victoria había completado la Primera Vuelta al Mundo de la Historia.
La primera vuelta al mundo es quizás la mayor aventura marítima de todos los tiempos, una proeza técnica y humana cuyo dramatismo supera los límites de la imaginación, pero sobre todo -y este hecho queda a veces oculto tras la sensacional aventura- es un acontecimiento clave en la historia, es el epílogo de una serie de viajes oceánicos que partiendo de la Península Ibérica revolucionaron el conocimiento humano y crearon las bases del mundo moderno.
Al regresar al punto de partida tras navegar siempre hacia el oeste la nao Victoria une los grandes océanos de la tierra; cierra definitivamente la imagen y dimensiones del mundo y el hombre toma conciencia real del planeta en el que vive. A partir de entonces, las fronteras serían ya otras.
La primera vuelta al mundo es el símbolo de una época en la que la voluntad, la audacia y el ansia de conocer del hombre se imponen al miedo y a los vacíos de lo desconocido, pero es también un símbolo del plus ultra, de la actitud del hombre de todas las épocas ante la frontera y los desafíos de la exploración. La primera vuelta al mundo es, en sí, una metáfora de todos los viajes: desde los grandes desafíos colectivos a los pequeños retos individuales.